Fran, esta va por ti chaval. Gracias.
Pregunta mi amigo Fran J. Cristofol si Las Hilanderas -las de Velázquez, no otras- eran simples tejedoras. Y no. Ni lo eran ni podían serlo. Que los periodistas, convertidos en versiones de Aracné, entren en la misma pregunta no me parece descabellado.Incluso, me parece un buen lugar para comenzar una discusión.
Ni tejedores, ni escribidores pero tampoco escritores, ni justicieros, mucho menos paladines de algo que no sea nuestro propio teclado. Periodistas, a secas. ¿No? Sería lo más saludable, lo menos inflamable en estos tiempos de keroseno (que nadie rasque la primera cerilla).
Puede que mi anterior descripción de un mobiliario periodístico, a fin de cuentas una redacción cualquiera, esparciera por ahí la sal de la desilusión. Y no. En el fondo no. Es sólo un paseo barbitúrico, una forma hinchada de mirar.
Pero eso no me impide remover el agua de la pecera, a ver si su ronco sonido marino nos dice algo al oído. Las Hilanderas no eran simples tejedoras, pero tampoco creo que sintieran el deber de aclarar su propio status ante la historia. Nosotros, en el fondo, tampoco tendríamos. Y sin embargo lo hacemos.
A veces nos quedamos en el fondo de la pecera. A veces sólo tragamos y escupimos piedras. A veces, Fran, damos demasiadas vueltas en nuestro propio acuario. Aunque tampoco me apetece afilar el índice contra nada ni nadie. Yo sólo miro lo que me rodea. Sólo eso. Sólo miro.
2 comentarios:
Ver, oír y callar... pero en el acuario hay que ver, oír y hablar. Siempre prudentemente, pero hablar, y de todas las maneras: con el teclado, del que somos esclavos, y con la voz.
Quizá en mi parte del acuario, ahora tuya, sí se es más escritor y justiciero. Ten en cuenta que aquí se es algo más que un simple pez, se es la vanguardia, la locomotora, el motor de lo que se mueve alrededor...
CHapó CRistófol. Oye: no te vayas, quédate y hacemos nuestra terulia de las doce.
:)
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