"Sólo se mojaron y en la orilla estánsecándose al solpronto sonarán.Tengo un gran doloren el costillarse afloja el tambory es por la humedad". Alí Primera. Tin Marín
Pilar había viajado a Caracas como corresponsal de Radio Nacional de España. Por eso hablábamos, no por otra cosa. Excepto ella, ninguno podía entender nada. Cuando les dije que eran diecinueve mil, hubo un soplo asombrado. Pero cuando expliqué que a algunos de ellos les había echado a la calle el presidente de la República, por televisión, acompañando el nombre con un sonido de silbato según el turno de una lista, fui yo la que dejó de entenderlo todo.
Me guardé lo de las listas publicadas en los periódicos nacionales, también lo de las fotos en las que les llamaban enemigos del pueblo. No hablé de los desalojos militares de los campos, tampoco del dinero que ninguno de ellos jamás volvería a ver por sus años trabajados, a menos que se retractaran –que muchos lo hicieron. No sé si lo obvié por pudor, o quizás por miedo. “Miedo, ¿a qué?”.
Les conté cómo ingenieros, administradores, químicos, periodistas, físicos, administradores, gerentes y operadores habían migrado, a la fuerza, hacia otra vida. Y en esa tarea de reinventarse, los diecinueve mil hicieron cuanto podían, desde amasar pan hasta trabajar a escondidas. “¿ A escondidas?”. Sí: a escondidas. Una vez despedidos, y por orden del Gobierno, ningún trabajador que hubiese participado en la huelga contra el Presidente podía formar nómina de ninguna otra empresa.Me preguntan qué va a pasar el domingo. Pero yo sólo puedo pensar en lo que ha pasado. El país que está por elegir tiene un muerto en cada casa; un muerto en cada esquina, cada mesa, en cada silla y oficina. Los muertos están, en todos lados, pero también los asesinados, los olvidados, los supervivientes, los que temen u olvidan, los que ya no miran la tele, los que giran la cabeza, los que resisten y también, sí, los que nos hemos ido.
“Tenéis lo que elegís”, siento que susurra alguien a mis espaldas. “Pero es un desastre. No tenéis oposición”, remata Pilar, la sabia Pilar a la que no puedo dar ahora la razón. “Miedo, ¿a qué?”, vuelvo a pensar. Yo sigo, miope, pensando en un país que ya no existe, un país que fue democrático, que tuvo a Gallegos, a Rómulo Betancourt, a Mariano Picón Salas, Juan Liscano, Miguel Otero, Meneses… Todos me miran, nadie sabe de quiénes hablo.
Sigo, miope, pensando en un país que no se merece la trampa del justos por pecadores; aunque sea cierta. “Tenéis lo que elegís”. Los diecinueve mil trabajadores petroleros que el presidente echó a la calle, han podido hacer de todo, excepto escoger. Los 19 muertos del 11 de abril no eligieron la bala en la sien o el plomo en el pecho. Eligieron salir a la calle ese día, pero no eligieron no regresar.
Pilar había viajado a Caracas como corresponsal de Radio Nacional de España. Por eso hablábamos del tema, no por otra cosa. Que a mí esto de la rasgadura del vestido patrio no me gusta. Que el país no es ese circo que creen. Que ni el Ché era romántico ni la izquierda lo que los franceses hubiesen querido para América Latina. Que el buen Salvaje tenía muy aprendida la lección. Pilar había venido a Caracas, por eso, sólo por eso hablábamos del tema. “Miedo, ¿a qué?”, pienso. A esto. A esa cosa amarga que uno se trae consigo al otro lado del mar.
13 comentarios:
Karina, siempre tan lúcida. Es eso y mucho más. Y te digo algo, todo lo que se cuente es poco. Aquello de los petroleros fue solo el comienzo de una seguidilla de abusos y atropellos.
¿Cuan legítimo puede ser un gobierno que intimida y amenaza la dignidad de las personas para que voten por él?
¿Cuan legítimo puede ser un gobierno que utiliza todos los recursos del estado y todas las instituciones con el fin de ganar elecciones?
¿Es esto democracia?
No Juan Carlos, no lo es. Y...¿sabes qué? Hablar de ello es doloroso.
Karina, cuando te pregunten, no contestes. Nadie entiende ni quiere entender. Las desgracias políticas y sociales sólo se vuelven serias cuando se parecen a Sierra Leona o a Sarajevo... o cuando se tienen frente a la puerta de tu casa.
No contestes ni des explicaciones. No vale la pena. Uno debe guardarse su propia rabia y usarla sólo cuando valga la pena (como mañana 15 de febrero, a la hora de ir a votar).
En otros lares no entienden ni quieren entender.
Hardcore la mandioca, porque acá no se llama yuca, se llama mandioca.
Aquí el síntoma de: opinar-sobre-política, discutir, debatir, comentar, etc, lo evito.
Porque tengo un espejo de lo que es aquello, con la diferencia de que en el cine, antes de que la película arranque, te ponen spots donde aparacen artistas argentinos cantando y celebrando por los + de 25 años de democracia (el otro día se me pararon los pelos) y pensé (¿y nosotros que tenemos allá?).
Además no está bueno eso de discutir con los taxistas, se enfurecen a tal punto que te pueden volar un golpe (sí piensan que Vzla es maravilloso y su presidente y sus playas y el petròleo, porque eso sí, ustedes tienen mucho petróleo, y son todos ricos, lo que pasa es que ahora Chávez le distribushó eso a la gente pobre, viste? viste che? ése sí preside che, y el che que parece una marca registrada, me causa un no-sé-qué.
Luego tienes los que están en contra y así como conjugan 234 palabras feas, de las más feas, contra la CFK, también se las lanzan al presidente caribeño, y no les importa. Yo sigo callado, en mute, muy pocas veces hablo.
Es así. Yo siento lo mismo que Roberto. No quieren cambiar de opinión, ya tienen la suya y les encanta porque es más romántica y en esos casos la realidad está de más.
Chicos: por error borré, creo, un comentario del blog (dice borrado por el autor, no por el administrador del blog). No sé cómo ni qué tecla apreté, por favor, si fui yo, perdónenme. No fue adrede.
Comparto la amargura: la de Roberto, la de Its, la de Ana... la comparto.
Las ultimas palabras de Chavez cuando cerro campaña fueron: PUEBLO YO LOS AMO ! LOS AMOOOOO ! VOTEN POR MI !!!
dicen que el amor entra por el estomago !!! ay papa !
La entronzación de un demagogo con vocación dictatorial es algo que le puede pasar a cualquier nación. sólo pedimos solidaridad con las voces demócratas que surgen de este sufrido país. Si alguien no lo cree, sólo tiene que ver lo que le pasó al diputado europeo nomás ayer. Véanse en ese espejo.
Alí... no deberíamos esperar nada, de nadie.
Karina... siempre tan claras tus palabras. No es democracia lo que tienen, y no sólo es doloroso para ustedes. Los que tenemos a la República metida en la sangre, los que también supimos vivir sin democracia, también sufrimos. Aunque a la diáspora venezolana le parezca que somos todos indiferentes, no lo somos. Habrá que esperar...
¡Gracias Flaca, muchísimas gracias!
Sin duda, en muchos lugares del mundo creen que en nuestro país se está viviendo una revolución, y eso es triste. Pero lo peor y más triste, es que muchos venezolanos se lo crean...
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