martes, 4 de diciembre de 2007

Hasta el hueso de mis huesos

Foto: El Universal




"Soy el día, y el viento levanta sus ramajes en mi alma"
Vicente Gerbasi.



Amaneció tres veces: a las cuatro, luego a las cuatro y media y finalmente a las seis. El radiador me asfixiaba y un nudo me interrumpía el sueño. Algo raro merodeaba por ahí. De pronto, como si se tratara del almohadón de Quiroga, algo brotó del nórdico y se me clavó en la espalda.

Di vueltas, me enredé, los nervios me estallaron. Un picotazo, y otro y otro. Me había quedado dormida sobre el teléfono, que no paraba de chillar con su aviso de mensaje de texto. Ganamos, nojoda. Gloria al bravo pueblo. Cero-cero-cinco-ocho. El código de Venezuela. El corrientazo se me vino encima. A la tercera va la vencida. De un golpe, y por vez definitiva, me desperté.

Me enrollé como pude en la cobija. Salté a la sala y miré la oscuridad a mi alrededor. Pero mis cojines y yo no supimos qué hacer. Quise despertar a los vecinos, salir a comprar el periódico, cantar el himno nacional. Quise estar en la cocina de la casa; guindada -eufórica- de la hamaca; colando el café de la victoria. Quise casa y país. Quise todo de un solo trago. Pero en medio de aquel frío, hice lo que pude. Once de abril, trece de abril, seis de diciembre, quince de agosto. Efeméride tras efeméride. Cuánto tiempo esperamos una madrugada así. Cuántas veces amaneció sin nada bueno qué decirnos.

No supe cuántas ventanas más abrir: los periódicos, el correo electrónico, la radio digital. Todo, abrí todo lo que pude. Un correo de mi madre decía: es la primera vez en mi vida que gano algo. Desafortunada electoral como pocas –su candidato nunca ganó en 40 años democráticos y mucho menos en los 10 del chavismo-, mi madre había escrito sin comas ni puntos, pura exclamación. Ganamos, después de un parto. Pura exclamación.

Me había ido a dormir con la misma sensación con la que me fui del país: con una estafa a cuestas; culpable y cobarde a la vez. A las once de la noche, la prensa española daba ganador al Sí con seis puntos de ventaja. Más de lo mismo, pensé. Mis muebles y yo nos dimos un pésame. Me fui a la cama envuelta en esa caja negra en la que se había convertido la vida electoral, con esa sensación de imbécil que se mira el meñique morado, esa tinta de votante que mira desteñirse su moral poco a poco en los días siguientes a la elección. Pero ahora era distinto. Ahora, después de casi diez años, no tenía cereal blando y amargo en el plato del día siguiente, tampoco autopista desolada ni miedo en el corazón. Ahora todo era distinto, pensé.

Y de pronto, envuelta en aquella espesa cobija, congelándome en la oscuridad de mis cuarenta metros cuadrados, me di cuenta de que si salía a la calle nadie entendería mi sonrisa; nadie trasnocharía mi triunfo. En Goya los periódicos seguirían siendo inofensivos. La parada del autobús ocuparía la tercera posición de la ruta desde Manuel Becerra. Si me asomaba al pasillo y gritaba, saldría una voz chorreada. Mis palabras habrían sido eso: mal aliento. Sólo mal aliento.

Once de abril, trece de abril, seis de diciembre, quince de agosto. Diecinueve muertos. Plaza Altamira. Diecinueve mil despidos. La vejez de mis padres. El olvido caraqueño. La tristeza automotora. El silencio del estafado. País, país y país. Ahora todo aquello se revolvía, a la distancia. A ocho horas en avión, las cosas cambiaban. Alguien giraba una tuerca. Algo cobraba sentido. Cuánto tiempo esperamos una madrugada así. Cuántas veces amaneció sin nada bueno qué decirnos. Y sentí que el frío llegaba lejos, por encima de mis ojos. Quise casa y país. Entonces, me acurruqué y canté el himno. Hice lo que pude, hasta el hueso de mis huesos.

12 comentarios:

Unknown dijo...

Ciertamente encontramos un alivio al sentimiento de desolacion en el pais.Tomo mucho tiempo y mas tenemos ahora que hacer...

Sinar Alvarado dijo...

señorita sáinz, me saco el sombrero: qué texto!

saludos, de otro que vibró de lejos, s.

Acto de Fe (por Juan Carlos Ballesta) dijo...

Karina, otro de tus textos telúricos.

Es una de las noches más tensas que hayamos podido vivir en Venezuela, innecsariamente martirizados por Chavez y uno de sus apéndices, el CNE.
Fue la semana más extraña de nuestra vida, una mezcla de incertidumbre, certeza de poder ganar y ser arrebatados, desconfianza y esperanza. Medio pais con la maleta en la puerta, prestos a terminar de entregar lo poco que aun queda de pais.

Un respiro. Una bocanada.

Juan C

Victor Marin Viloria dijo...

Voy a tomar una palabra gringa para describir cómo me he sentido luego de leerte:

Jaw-dropping

un abrazo

Mariquita dijo...

Se lo que se siente, desde Uruguay bibramos en la misma esperanza, en otros tiempos que son los mismos...
Impactante el texto, maravilloso. Te felicito
Un abrazo grande
Mariana B.G.

Sofía B dijo...

Un texto que abarca los sentimientos de venezolanos y ajenos. En Uruguay tuvimos nuestro 2 de diciembre...fue el inicio de un camino de esperanza, donde la única arma valedera era el Voto a conciencia, el Amor a la Libertad, el respeto al otro, el Coraje de quien sabe que tiene razón.
Como no pude cantar el himno contigo, te regalo el estribillo del mío: Tiranos Temblad!

La KSB dijo...

Mariana y Sofía: desde España, pero con los pies en Caracas, gracias por la solidaridad sureña. Besos a Tita Blaster.

Ana Nuño dijo...

Magnífico texto.

Yo amanecí el lunes 3 decidida a celebrarlo, incumpliendo el protocolo de abstinencia que me dicta mi médico de cabecera. Así que por primera vez en mucho tiempo, descorché al mediodía un buen Somontano y bebí a la salud del bravo pueblo.

Esta misma semana –otra manera de celebrarlo– publiqué mi recuerdo de la única vez que he entrevistado a Chávez. En http://exteriores.libertaddigital.com/articulo.php/1276234058

Y otra cosa, Karina. Te prometí que te enviaría mi reseña de "Las Benévolas" de Littell, y lo siento, pero noviembre fue un mes de mucho trabajo y se me pasó. Por si aún no la has leído, aquí va: http://www.letraslibres.com/index.php?art=12572&rev=2

Un abrazo.

[H] dijo...

Al Maligno aun le quedan cinco años, este 2 de diciembre no fue el principio del fin como algunos quisieran.
La batalla es larga, aun viene lo peor, el Maligno es poderoso, no es guapo pero esta apoyado (por el pueblo) y hara correr la sangre antes de abandonar el poder, escribanlo que asi será.
Hasta el dia del juicio Final
mis saludos y respetos
H.

roger vilain dijo...

Hermoso texto, y además con una carga de pasón impresionante. Comparto esos sentimientos.
Saludos cordiales,

Roger Vilain

Tabita dijo...

Amen

migu3L dijo...

buscándote me consigo con éste bonito texto.

Always beloved ksb ...

m. a.