lunes, 12 de julio de 2010
Cuando toca cierre, Iniesta entrega "A sangre fría"
Comienzo a pensar en él como el hombre de los pocos minutos. ¿Alguien recuerda su gol, en el minuto 93 de la semifinal contra el Chelsea en la Champion League de 2008-2009? Andrés Iniesta, el centrocampista que actúa como un periodista: cuando le toca cierre, el dorsal 6 de la selección entrega A sangre fría.
El partido de anoche fue deslucido, atolondrado, una colección de patadas y desbarajustes. La naranja destartalada -Cruyff, perdónalos porque no saben lo que hacen- no tenía ningún interés por jugar al fútbol, así que decidió impedírselo a España. O eso, o tuvieron una alucinación y decidieron ejecutar un resarcimiento impuntual a Francisco de Nasau por el affaire Breda-.
Las bandas parecían tapadas como las narices de un enfermo. Ramos sufrió espasmos de energía-física seguidos de sus apagones neuronales. En un mismo juego, el defensa participó en dos de tres ocasiones de gol, y a la vez cometió errores como catedrales. La actuación de Navas fue bastante mejor que los abucheos que produjo el cambio por Pedrito. Iker, siempre presto a la canonización; Villa, Ulises rematador en su propia y desértica Ítaca.
Todo gesto era decisivo, a nuestro parecer de vociferantes hordas que gritan a una tele sus despechos técnicos. Como todo lo que se hace desde, y con las tripas, el juego nos consumió en un agotador delirio de heroicos despropósitos.
¿Qué hizo el hombre de los pocos minutos, ante un partido lleno de borrones? ¿Qué hizo? El pálido niño de Albacete relució como una moneda de oro. Faltando cuatro minutos para finalizar la prórroga –que ya apestaba a penales-, el azulgrana dio puntada final a una prolongación que hizo Cesc de un centro colocado por el niño Torres, quien aún faltando poco tiempo para finalizar el partido -y después de haber sustituido a Villa- parecía incapaz de volver del quirófano.
Y mientras afuera, en la calle, se incendiaba un contenedor y los bomberos intentaban apagar un desastre de llamas y humo, dentro, en el bar, el dorsal 6 de la selección, el centrocampista que actúa a veces como periodista, hizo lo que sabe como ningún otro: escribir a Sangre fría con 3 sujetos a punto de derribarte y sin una sola coma fuera de su sitio.
"Cuando Dios te da un don -escribía el excéntrico Capote en el prólogo de Música para Camaleones- también te da un látigo...". Creo que por eso, faltando minutos para el final del juego, después de que el pequeñísimo y veloz camaleón de Albacete sentenciara, quien fuera el Dios esperado -el niño Torres, el que nunca aterrizó en Sudáfrica-, cayó al césped como Zeus ortopédico.
El gol que fue suyo en la Eurocopa y se supone volvería a serlo para saldar cuentas con la historia, estaba ahí, ausente, lacerándole la rodilla, azotándole el talento, tendido sobre el césped. "Cuando Dios te da un don, también te da un látigo"
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4 comentarios:
Una belleza, Sra. Sáinz. No más no se me vuelva tan española; es decir: tan presta a hablar mal de todo el mundo. Torres y los demás hicieron lo que pudieron ante tanta patada en el pecho y tanto agarrón indigno.
Que la vida es dura para todos y más para éstos millonetas de los pies.
Besos, Sra. Sáinz.
Ja ja ja ja ja ja, ¿Será Echeto...? ¿Será, hermano? ¿Se me estará pegando?
Bendígame,... 'endición????
:)
Karina, cherie, Dios no permita a cierto venezolano descubrir tanto talento fuera de las fronteras criollas, pues de una va a pedir que te deporten, por otro lado, que viva España, igual este mundial como que llego tarde a su propia historia, solo lo entendio un pulpo, que no solo era aleman sino ademas se llamo Paul, que decirte mi niña, el apocalipsis en total forma.
Se le quiere,
estoy empezando a comprender que le diferencia entre los argentinos y los franceses termina en lo que aprendes su lengua.
No hija mía, ¡qué apocalipsis! Si anoche descorcharon como 3 botellas de la viuda en mis narices, y no para bebérselas, ¡para echárselas encima! y mira tú... que sólo se está en crisis y se gana un mundial una vez en la vidaaaaaa
:)
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