martes, 5 de mayo de 2009

Sobre el pret -á-porter y el retrato que Amelie hace a unos periodistas


En el hotel Santo Mauro todo es menos de lo que parece, excepto ella. Aspecto anoréxico, sonrisa de almíbar y cabello a lo GarÇon, Audrey Tatou acomoda los estropicios del día. Gracias a ella uno puede llegar a pensar que no está en una rueda de prensa de mierda, en un hotel de cinco estrellas de mierda, con sus minimalistas tazas de café...¡de mierda! . No. Con ella todo parece mejor. Hasta Sarkozy parece menos pesado si ella lo menciona. "Como decía Chanel, se puede pasar de moda pero no de estilo", dice la francesita para despacharse los espectáculos de su napoléonico presidente.

Pero ella es el verdadero y único tema. Ella, ella y ella. Se sienta a la mesa, ríe e ilumina. Es ácida, inteligente e inquieta, y aunque viene a hablar de la dura y despótica -pero desabrida- Coco Chanel a la que representa en su nueva película, Coco avant Chanel, lo hace sin carraspeos ni morisquetas de actriz pagada de sí misma. "Sinceramente, de Cocó Chanel no sabía nada, excepto que era de la región en la que yo nací". Y sanseacabó.

Lo sé. La chica ha hecho más de una treintena de películas pero no puedo evitarlo, ahí está Amélie. A veces pienso, incluso, que está por sacar el gnomo para hacerle una foto. ¡Pero no! Ella ha hecho algo aún mejor.

Después de diez minutos de estupideces reporteriles, responde lo que puede la pobre... que la moda no le interesaba ni antes de interpretar el papel, ni después; que intentó sugerir la altivez de Cocó en lugar de imitarla; que leyó, vio, estudió y repasó hasta el último centímetro del glamouroso costurero de la diva francesa.

Terminada la ronda, esta diminuta y huesuda francesita coge una pesada cámara y nos pide, en coqueto francés, que no nos movamos. ¿Cómo?, nos miramos unos a otros. Sí, "no se muevan". Se arrima a la esquina de la habitación, empuña su objetivo y nos pide sonrisas mientras nos hace una fotografía Yo,barbitúrica cronista, que no estoy acostumbrada a tales empalagos, pocos frecuentes y asombrosamente barbitúricos, saco mi cámara e intento, en vano, quedarme con aquello. De tal arrebato viene esta penosa instantánea.

Hay días buenos, días de buen clima y tráfico ligero. Sí. Hay días buenos, pero como éste pocos. No siempre se puede decir. "Oye, ¿sabes que Amelie Poulain me ha hecho una foto?". A lo mejor y como el gnomo, estamos en el album de un enano viajero alrededor de las grandes capitales del mundo.

4 comentarios:

Susana dijo...

:).

Ines dijo...

Deberian haber cobrado por esa foto.............total, la chica debe tener pasta y ve a ver que hace con ella....

Victor Marin Viloria dijo...

Qué arrecho!!

La pelúa dijo...

y con esta nota, me voy a dormir feliz.