jueves, 2 de abril de 2009

Meditaciones sobre un cenicero (Gombrich syndrome)


Nueve en punto. A la redacción le crecen barbas cansadas y vaqueros estropeados. Moquetas verde eléctrico y rosa elektro convierten la nave en un granero para que pasten decoradores de Apple. El señor director saca a pasear su bigote; el columnista benjamín hace lo propio con sus camisetas raídas. El fútbol ronca en las teles. Todo está nuevo, todo parece nuevo. Los pronósticos parecen estar confirmados. En el baño, maquillan a una Venus anoréxica y dos calles más abajo, en la parada del 107, una colilla de cigarro toma decisiones. Quince minutos después la pobre sigue ahí, extinta, como un despojo de cigarro abandonado a su propia suerte.

No debí haberla dejado ahí, tan sola la pobre.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Perdona que me salga del tema

No acostumbro a ventilar opiniones políticas en estos menesteres, pero no puedo evitarlo porque este es un blog que tiene que ver con cine.

Resulta que el Gobierno venezolano acaba de prohibir que se proyecten pelìculas norteamericanas en dicho paìs, con el pretexto de que son películas que le dan ejemplos capitalistas e inmorales a la juventud. Calculen ustedes el grado de intolerancia de dicho gobierno.