viernes, 11 de abril de 2008

Madrid, 11 de abril de 2008

Foto. David Maris

Si yo fuera Daniel Pennac, caminaría oronda por la vida, me demoraría en los quioscos para mirar los periódicos y me aprendería de memoria las guerras gálicas. Bajaría de peso y me olvidaría de los mariscos, perdería el apetito y me rendiría a los pies de una estatua. Usaría el autobús número nueve en lugar del uno y no llegaría nunca a casa antes de ocho. Leería de madrugada y bebería agua con gas, todo a la vez, como si fuera Daniel Pennac.


Pero supongamos que llego a serlo. Supongamos que soy Daniel Pennac; que convierto bebés en granadas sin pasador, que hago caminar blancas novias por los pasillos de cárceles para fotografiar a sus descuartizados prometidos, que uso el absurdo a mi antojo y en lugar de escribir, despacho las novelas. Supongamos, repito, que soy Daniel Pennac; que me traducen mal al español y aún así enloquezco a los dobles de un dictador mientras dormito en mi hamaca. Haría las cosas como se deben. Me levantaría de este escritorio, saldría por el pasillo de madera y en lugar de dar un portazo, me robaría el perchero y bajaría fumando por el ascensor.


Supongamos que, siendo Daniel Pennac, puedo crear las cosas de un balazo. Con tan sólo apretar un percutor más una coma. Hago lo que quiero, por algo soy Daniel Pennac: árboles con orugas nacaradas; escaleras con mujeres trenzadas a los pasamanos; besos con celo y purpurina; plazas con sillas de teflón y árboles que arden fácilmente; fósforos entre los dientes y un corazón intravenoso y moruno.


Si yo fuera Daniel Pennac, insisto, caminaría oronda. Pero no soy Pennac. No lo soy. Soy sólo esta mujer que toma pastillas amarillas; esta mujer que ha dejado de dormir pos las noches; soy esta mujer que padece su cuerpo como una herida: soy esta mujer que hoy llega tarde a la oficina y se empapa bajo el tráfico; soy yo, la que escribe una novela edificio sólo para prenderle fuego en la última página. Soy esta mujer que mira llover. Soy yo, recordando. Porque, de ser Daniel Pennac, hoy no sería la fecha que corre. Sería sólo once de abril. Sólo eso.

2 comentarios:

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
un tordo dijo...

menos mal que no es Daniel Pennac, me agrada la este blog que escribe hasta la coronilla del fósforo a punto de ser encendido.

Eleonora R.