Le encontré a bordo de un barco en A propósito de Garfunkel. Supongo que viajaría, desde lo alto de su escritorio, dando órdenes a los tres tripulantes que navegaban buscando al chino del oso panda. Como suelo caminar en sentido contrario, volví a topármelo en La invasión de los ultracuerpos. Fue él quien llevó la cama hasta el escenario donde la bailarina agradecía los aplausos del público. Fue él quien sopló para que el árbol durmiente sonriese. Fue él, también, quien hinchó las rosas para que fueran más rojas en la Cuaresma del febrero que pasó.
Desde entonces, empecé a torcer la ruta para darle un empujón al azar. No hace mucho tiempo de ello, pero ha sido suficiente para acumular carteles y otras rarezas. Desde hace casi dos meses, los dibujos de Martín Romero acampan en mi escritorio. Entran y salen de mis días y los protectores de la pantalla del ordenador. He impreso varios, Tandem más que ningún otro. Me gusta este hombre con pipa, sombrero y dos cuerpos que pedalea mirando hacia ningún lugar. Me gusta y no sé porqué.
A The New Raemon le debo unas cuantas, entre ellas el hallazgo de este magnífico artista. Dedicado al comic, Martín Romero retomó el dibujo y se entregó después a la ilustración gracias al oficio de la viñeta. Sin embargo, aquello parecía haber estado allí desde siempre, deseoso por salir desde donde quiera que estuviese. No sé si en el corazón de este dibujante o en algún lugar aún más lejano.
Su serie de dibujos, Tandem o La breves ruedas de la vida, muestran escenas fantásticas, lugares serenos y a la vez imposibles, con hombres de dos cuerpos y una cabeza, escenas poéticas y bucólicas, estampas que parecen un grabado dominical tipo Moulin de la Galette pero que podrían ser un Jardín de las delicias en versión naive.
Martín Romero se parece demasiado a sí mismo como para teñirle con cosas que no hablen su idioma. Lo ideal, si pudiésemos, sería que él se dibujase a sí mismo. Que fuese su pulso el que nos dijese quién y qué es.
En lugar del lápiz, sólo he podido ofrecerle verbo, lo único a la mano en esta limitada y barbitúrica farmacopea. En este post, Crónicas Barbitúricas celebra los caminos desordenados, los objetos encontrados y los hallazgos, y lo hace con una entrevista realizada por correo electrónico a Martín Romero, magnífico ilustrador y dibujante español nacido en Galicia, y también generoso y paciente entrevistado, quien, a pesar de esta aún instalándose en Francia –donde está ahora gracias a una beca para trabajar en su comic- es capaz de responder, rápido y de muy buen humor, a tan barbitúrica y rebuscada entrevista.
-En una entrevista con Freddy Masís, dices que autores como Daniel Clowes, Adrian Tomine o Charles Bruns te devolvieron las ganas de dibujar y que fue a raíz del comic que te interesaste por la ilustración. Sin embargo, parece que el dibujo estaba allí desde hace mucho tiempo...
-Me gusta que los dibujos que hago transmitan cosas, supongo que a veces lo consigo y otras no. No lo sé, pero cuando me siento a hacer un dibujo o una ilustración es porque creo que así será. Hay dibujantes que no pueden parar de dibujar, están sentados tomando un café y dibujan, en el autobús y también dibujan, etc. Yo no soy así, necesito tener una idea de dónde partir para ponerme a dibujar. Descubrí el comic (alternativo) por casualidad y en una etapa de mi vida donde estaba bastante perdido. No voy a decir que de repente cambiase mi vida, pero sí es cierto que me ayudó a descubrir y a investigar algo que hasta el momento no había tenido en cuenta.
-El club de los gentiles, tanto Tandem como Montaje o Conexión se comportan como los ready-made de Duchamp, también como poemas objeto en el sentido surrealista. Por ejemplo, como Chema Madoz, que suena más cercano en el tiempo. De hecho, quisiera preguntarte … ¿tienes a Magritte en la retina, verdad?
-No, mucha gente me lo ha dicho (lo de Magritte), pero no es así.Al menos de forma consciente. No controlo mucho de arte, la verdad, conozco lo justo, ahora por ejemplo he tenido que consultar Google para ver lo que hacía Duchamp o Chema Madoz. Bueno, una vez vistas sus obras, sí que las reconozco pero no las asociaba... y aunque me gusten, tampoco me interesan demasiado. Pero claro, las he visto o he oído hablar de ellas tantas veces, que quieras o no, deja “residuos” en la mente y a veces te das cuenta que hay cosas que consideras que no te interesan, pero te influyen mucho más de lo que piensas.
-Has dicho que el cine de ciencia ficción de 1950 tiene mucha influencia en tu trabajo, pero también se nota la influencia de otro tipo de cine. En especial en La Ratonera y El Lobo, por ejemplo, los juegos de planos medios y picados se parecen mucho a los de La soga o Los pájaros, de Hitchcock. ¿Es esto cierto o es puro invento mío y nada más?
-Supongo que la respuesta es muy parecida a la anterior, sólo que en este caso sí me interesa el cine antiguo, y el cine en general. Veo muchas películas, da igual la época, me encanta descubrir una buena peli sea del año que sea. Citaba la ciencia ficción cincuentera porque ahí sí soy consciente de su influencia, dibujo muchos personajes clásicos, tanto de Sci-fi como de terror clásico, me encanta el imaginario. Con el resto de cosas sí, seguro que me influyen muchísimos directores de cine que me gustan, pero no tomo a nadie como referencia. No digo 'este plano va a ser como Hitchcock en Los Pájaros o tal', utilizo lo que considero mejor en cada momento para la narración. Las cosas que ves o te interesan se quedan en la cabeza y luego las aplicas, pero casi siempre de forma inconsciente. Hay que tener en cuenta que estamos hablando de medios diferentes.
-Has dicho te inspiran Kafka o Saki. Pero me gustaría saber, porque se huele por todas partes en tu trabajo… ¿Has leído a Ray Bradbury o Raymond Carver, verdad?
-De Ray Bradbury no he leído nada, de hecho sólo he visto la peli de Truffaut, Farenheit 451, que adapta la novela homónima. De Raymond Carver sí que he leído mucho,¡ y me encanta! Menciono a Kafka y a Saki porque en el comic largo en el que estoy trabajando hago una adaptación (o algo parecido) de un relato de Saki y el libro de Kafka Carta al padre, habla de lo que yo quiero hablar en mi comic, así que lo tengo muy presente.
-¿Si digo Haikú, infantil, ironía me acerco o me alejo de una descripción de su trabajo?
-Si lo ves así a mi me parece perfecto. Para mí es muy difícil hacer una descripción de mi trabajo, como decía en la entrevista con Fredy yo solo veo un popurrí de cosas que me gustan...
-No quiero que la entrevista gire alrededor de The New raemon, tu trabajo con él es fantástico pero la lupa no dejaría de estar puesta en él. Y eso le quita foco a tu dibujo. Aún así, necesito que me hables de la gráfica de Cuaresma… es completamente distinta de lo anterior, hay un color mucho más potente… rojo, rojísimo, abatimiento y belleza… ¿Qué pasó?
-Pues no sé. Cuando pensé en el concepto del disco lo vi así, con un rojo intenso. Si te digo la verdad yo no lo veo tan distinto a los anteriores. Cada disco tiene un concepto, habla de algo diferente y para este, que hablaba de la penitencia consideré importante el color rojo, que es el color de la sangre, del sufrimiento y también el color del amor.
-¿Quién eres? ¿De dónde saliste? ¿Quién te enseñó a mirar como miras? ¿Y a dibujar como dibujas?
-Nací en un pequeño pueblo de Galicia, en España. Estudié diseño gráfico e ilustración. Durante los dos años que hice el curso de ilustración aprendí mucho porque los profesores eran muy buenos. Supongo que como más se aprende es fijándote en lo que te gusta y analizándolo, todo tiene su porqué.
-¿Por qué insistes en dibujar a las personas con dos cuerpos para una misma cabeza?
-Bueno, lo de dibujar personas con dos cuerpos fue en una etapa, ahora ya no lo hago. Era como decir que dentro de la misma cabeza habitan varias personas diferentes. El lado “bueno” y el lado “malo” en el caso de Tandem. Quién eres y quién te gustaría ser. Las frustraciones, en el caso de Las breves ruedas de la vida. El cuerpo realiza los actos que la cabeza ordena y a veces te sorprendes de cosas que haces, sea por timidez, frustración u otros factores. El caso es que, a veces, parece que lo que acabas de hacer lo ha hecho otra persona.
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1 comentario:
Siempre buscando uh?
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