"Beware the Jabberwock, my son!
The jaws that bite, the claws that catch"
The jaws that bite, the claws that catch"
Lewis Carrol, The Jabberwocky
300 escritores, 123 librerías, 450 actividades. Cineastas, novelistas, músicos, actores, lectores, fisgones, impostores, inflamadores, mirones, mironas, atorrantes, celestinos, desaliñadas jovencitas de pantalones a la cadera, acicalados escritores, postestructuralistas y pillos con bolsas del Vips. Más que una noche, fue una epopeya libresca.
Por tercer año consecutivo, la ciudad de Madrid organizó la que se conoce como La noche de los Libros, una iniciativa que pretende llevar la lectura y la palabra escrita al ciudadano, convirtiéndola en un variopinto potaje de eventos, desde Michel Houellebecq hasta Juan Gelman. La noche de los libros: un evento cuyo resultado final es directamente contrario a su propósito. Por más que lo intente, no corra, no se precipite, alguien se llevará el libro por usted.
Pero la noche no se limitó al paseo esquizofrénico alrededor del Círculo de Bellas Artes. Hubo más, mucho más: recitales simultáneos en más de cien salas imposibles; debates con aforo lleno; firmas de libros -con empujón, clavel rojo y todo- y como broche de oro de tan congestionado día: un concierto de la poeta y cantante estadounidense Patti Smith en la Real Casa de Correos, que permaneció tomada hasta las ocho de la tarde por un grupo de desalojados y chabolistas de La Cañada real. ¡Vivienda justa, ya!, gritaban, mientras un coqueto grupo de turistas italianos los fotografiaba, como si formaran parte de la atracción literaria.
Para recuperar el aliento del Madrid que un escritor como Paco Umbral hubiese retratado, La Noche de los Libros escogió lugares emblemáticos - El Café Central, el Café Comercial, el Café Hispano y el Café Cine Doré – para celebrar tertulias en horario matiné. Desfilaron Luis García Montero, Javier Marías, Soledad Puértolas, Eloy Tizón y Vicente Molina Foix, también cineastas fallidos, entre ellos Alex de la Iglesia y Julio Medem (cuya tertulia no se celebró); cantantes como Joaquín Sabina y artistas como Chema Madoz. De Moyano hasta Sol, libro, libraco, libresco, librito. Todos fuera de la carpa, a la cola de la cultura urbana. En Casa de América el ganador mundial de la Red Bull Batallade Gallos 2006 viste a Juan Gelman de Bling Bling y la literatura es más literatura porque lleva technics .
El centro de la ciudad se convirtió en hormigueo de espectadores, decepcionados oyentes y exasperados amantes de la literatura. Colas de dos y tres cuadras para los eventos más importantes, entre ellos la conferencia del autor francés Michelle Houellebecq, autor de Las partículas elementales, Plataforma y La posibilidad de una isla, a la que sólo pudieron asistir los primeros cincuenta del centenar de lectores que se agolpaba en la calle Alcalá para escuchar su conferencia sobre el lobo feroz, esa esperada carnicería infantil.
En el mapa arrugado de tanto manoseo, abundan los puntos fluorescentes de una noche con libros y localidades agotadas. Y aunque a las ocho de la tarde la acera revienta de tanto peatón, aún hay espacio para reconocer una ruta de pequeños lectores que un graffitero inocentón ha dibujado a los pies del Paseo Recoletos.
Esto es absurdo. Pero me gusta, y mucho.
2 comentarios:
Hola. Te escribo desde Venezuela.Felicidades,muy interesante tu blog...
Un abrazo
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