Foto. EPS
Ay maldita sea me gustaría estar muerta
absolutamente no existente
ausente de aquí
de todas partes pero cómo lo haría
Siempre hay puentes
-el puente de Brooklyn-
Pero me encanta ese puente (todo se ve hermoso desde su altura
y el aire es tan limpio) al caminar parece
tranquilo a pesar de tantísimos
coches que van como locos por la parte de abajo. Así que
tendrá que ser algún otro puente
uno feo y sin vistas
salvo que
me gustan en especial todos los puentes
tienen
algo y además
nunca he visto un puente feo
Marilyn Monroe
absolutamente no existente
ausente de aquí
de todas partes pero cómo lo haría
Siempre hay puentes
-el puente de Brooklyn-
Pero me encanta ese puente (todo se ve hermoso desde su altura
y el aire es tan limpio) al caminar parece
tranquilo a pesar de tantísimos
coches que van como locos por la parte de abajo. Así que
tendrá que ser algún otro puente
uno feo y sin vistas
salvo que
me gustan en especial todos los puentes
tienen
algo y además
nunca he visto un puente feo
Marilyn Monroe
Era domingo, yo tenía los pies llenos de arena y la plena certeza de que estas líneas le parecían frívolas a quien acababa de leérselas en voz alta. Miré la mesa. Las cañas estaban a medio beber. Sacudí el ejemplar de El País Semanal para mirar más de cerca el retrato que le hizo Bettman a la rubia mientras ésta fumaba, casi con la mitad del torso asomado al precipicio, en la Terraza del Hotel Ambassador, en Nueva York. Y entonces levanté la vista,otra vez.
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Si para Marilyn Monroe ningún puente era feo sería porque todos le parecían un hermoso lugar desde donde tirarse, pienso para mis adentros, en voz muy alta, casi a gritos, mientras repaso, en silencio, el perfil de Monroe asomándose al vacío. Esa mañana no pude arrancar las páginas del reportaje firmado por Elsa Fernández- Santos para llevármelo, doblado, entre mis cosas.
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El texto, publicado en blanco y negro sobre papel satinado del suplemento dominical, hablaba sobre Fragmentos, el libro editado por Seix Barral que recoge los poemas inéditos de Marilyn Monroe. Leí el reportaje varias veces esa mañana. Hacía un día hermoso, ideal para la rabia y el humor revuelto de los puertos.
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Fui por Fragmentos días más tarde. Entré a La Casa del Libro de Gran Vía. Cogí el ejemplar aún con la frase del puente entre los dientes. Me zampé la primera página como si de una gragea se tratara. “Si las personas escasamente sensibles e inteligentes tienden a hacer daño a los demás, las personas demasiado sensibles y demasiado inteligentes tienden a hacerse daño a sí mismas”. Leí aquella frase de Antonio Tabucchi en el prólogo y sentí un fogonazo rubio de raíces oscuras. Desde el inicio, me pareció un libro excesivo.
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En él leo a la mujer que no resucita en Agosto, aunque Guillermo Cabrera Infante diga lo contrario. Leo las piernas más tristes que cualquier rejilla haya soplado jamás. Leo tropezándome, con ansiedad. Leo a mordiscos, como si llevara años sin leer nada en este mundo. Leo como aquel domingo en la mañana.
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Una vida exagerada, apretada en versos tan urgentes como los golpes ahogados que da un asmático a su inhalador ; una vida transcrita en hojas membretadas del Waldorf -Astoria. Una vida, ésa vida, que hasta ahora reconozco haber recibido en modo wikipedia, como se recibe todo cuando es un tropiezo. Ella había sido una consecuencia de mis lecturas de Arthur Miller, un souvenir para referirme alguna vez a Kennedy, una excusa para escribir un pésimo cuento sobre una tostadora.
Del precipitado matrimonio, a sus 16, con un obrero al amor por un pelotero como Joe Di Maggio o un dramaturgo como Arthur Miller hasta las caídas de altares tan altos como el cuello de un Martini.
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Su letra aniñada y mañosa, histérica y urgente, me dice cosas familiares. Y me gusta la furia de Marilyn tanto como la de un anestésico o un problema sin solución. Algo en ella es, a la vez, derecha e izquierda. Algo en ella es justamente la negación de la propia posibilidad.
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Una criatura hermosa empeñada en maltratarse detrás de la nariz supuestamente demasiado grande, o unos ojos muy separados. Una lectora de Joyce y Whitman disfrazada de tonta a quien los caballeros preferían rubia. Una potente Diosa de aflautada voz y sugerente canalillo . Alguien que quiere estar viva y muerta. Todo a la vez... and beyond.
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La ambivalencia es su poética y su trastorno. La fuente misma de su belleza. La que escribe y la que padece. “Vida/ Soy de tus dos direcciones/ De algún modo permaneciendo colgada hacia abajo/ casi siempre/ pero fuerte como una telaraña/ al viento- existo más con la escarcha fría resplandeciente/ Pero mis rayos con abalorios son del color que he visto en un cuadro -ah vida te han engañado”. ¿Para eso quería el puente? ¿Para cruzar las dos orillas o para arrojarse en el camino?
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Cita Elsa Fernández a Norman Mailer, quien explicó que para sobrevivir, Monroe habría tenido que ser “más cínica o por lo menos estar más cerca de la realidad”. Pero que, en lugar de eso, era “una poeta callejera intentando recitar sus versos a una multitud que le hacía jirones en la ropa”. Me pregunto cuántas veces le habrán arrancado algo más que el vestido.
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En su casa de Bretonwood, en Los Ángeles, donde pasó los últimos seis meses de su vida y de donde salió muerta el 5 de agosto de 1962, una puerta de madera conservaba, en aquel entonces, una inscripción en latín. Cursum perficio. Fin del camino. Fin de un viaje a propulsión, por decisión propia, con la mano de una hermosa suicida.
"Le bonheur..., le bonheur (…) Qué bendición disfrutar de un momento de felicidad! ¡Y qué agradable no tener que luchar demasiado para conseguir la paz interior! Sé que voy a conocer momentos de alegría, así, por las buenas. Ninguno de mis amigos habla ya de carácter … Y sin embargo no hay duda de que lo que más nos interesa es averiguar cómo somos”, escribe Jane Bowles en Dos damas muy serias, la novela que narra la historia de una solterona mística y una aristocrática dama que decide abandonarlo todo e irse a vivir con una prostituta. Ambas luchan por conseguir su independencia aunque ello implique la propia autodestrucción.
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Miro la foto de Marilyn, releo sus poemas, pienso en sus bellos y fieles puentes y me pregunto si acaso para conocerse a sí mismo hay siempre que llegar al fin del camino o hacer sangre mientras se recorre. Cursum perficio... o el vientre caliente de una tostadora. No lo sé. Y prefiero no averiguarlo.
Tremendo, edulcorante y esclarecedor. Desconocía la faceta vate de Marylin. Y digo vate y no poeta porque en cierta forma, si nos detenemos un momento, tiene un componente de adivinación, premonición de su propia muerte.
ResponderEliminarDoctor Letra yo más que premonición veo completa conciencia y autoría de su propia muerte no voy a decir como un poema más, porque corro un riesgo muy grande de ser imprecisa y de paso cursi, pero de que esa mujer tenía ganas de matarse... ¡no me cabe duda!
ResponderEliminarDe hecho, los suicidios son los mejores performances, las mejores obras de arte efímero, las putadas mejor hechas y las más dolorosas.
Lo estaba diciendo a gritos la MArilyn otra cosa es que esos gritos sean hermosos... y he allí lo cínico del asunto... ¿no?
Bueno, yo más que obras de arte efímero, las calificaría de manifestaciones artísticas a perpetuidad. De hecho, muchos de ellos, apellídense Cobain, Hendrix, Morrison o Joplin, le deben su existencia latente e infinita a su manera trágica y teatral de abandonarnos y abandonarse. Es mucho más práctico que escribir un libro. Si quieres ser eterno, márchate cuando estés en lo más alto.
ResponderEliminarSi hubo conciencia o era una simple premonición edulcorada para dejar escapar sus diablos a través de unas estrofas cualquier día malo que tuviera nuestra rubia...nadie lo sabe.
Yo, ya que hablamos de poesía, y aprovechando que hoy no llueve, quiero pensar de manera poética, y cuando hablo de poesía, hablo de poemas dulces, no de elegías. Me gusta pensar que sólo tuvo conciencia de su muerte o de desearla más allá que de "boquilla", en el justo momento en que decidió irse para siempre. Pero claro, es lo que yo quiero...
estaba pensando en la frase ya apuntalada por el doctor - si quieres ser eterno, márchate cuando estés en lo más alto -
ResponderEliminarSeñores, me gustaría estar de acuerdo con ustedes pero no puedo estar más alejada de lo que piensan...
ResponderEliminarNo creo que cuando alguien decide hacer lo que la Monroe,o la Pizarnik,el Cobain o equis (benditos por el aura que enrarecemos nosotros después como creadores insepultos) lo haga para seguir en lo alto, creo más que lo hacen ajenos a todo...
Y cuando digo que el suicidio es el mejor performance y que es la putada mejor hecha, me refiero a eso, que es el más definitivo y sincero de todos los arrebatos creadores... (No quiero hacer más). En él se desaprende, se deshace, se asbtrae... se finiquita, de la forma más radical. No es como Duchamp, que se dedicó a jugar ajedez. No señor. Es acabar con el asunto, porque no se soporta más. No es clausurar una faceta pública. Es dar por cerrado todo, porque no se puede con él. A eso me refería.
Les agradezco muchísimo el interés que ha generado La barbitúrica Marilyn, que esta vez me ha interesado más por solitaria que por suicida, más por contradictoria que por barbitúrica.
Díganme, ¿no luce hermosa fumando a solas desde la muerte? Siempre le hemos visto así pero nunca hemos sabido qué pensaba... He allí lo curioso.
Me encanta estar tan visceralmente enfrentado y tras leer a alguien y su argumentación, reencontrarme aunque sea ligerramente con la otra cara de la verdad.
ResponderEliminarVoy a adoptar la posición sumisa y fácil del "quizás", y lo dejaré todo en manos de la rubia.
Como bien dices, su apariencia brutalmente delimitada a trazos perfectos de piel fresca y rizo rubio, eran una armadura inexpugnable ¿Quién demonios sabe que pasaría por su cabeza fumando a solas desde las alturas? ¿Se vería quizás demasiado lejana al mundo y más cerca del cielo? NO lo sabemos y en cierta forma prefiero no saberlo e intenbtar deducirlo a través de la poesía. Qué mejor forma que esa...
Por cierto, parece que no sólo nosotros nos acordamos de Marylin:
http://www.elpais.com/articulo/cultura/Marilyn/Monroe/encontro/Karamazov/elpepicul/20101029elpepicul_2/Tes
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ResponderEliminarDoctor Letra... qué bueno ese link.... Oiga (justo abajo o arriba de este comentario), creo que alguien iba a darnos la razón o a contradecirnos, pero se arrepintió... Insisto, gracias por el link... valdría la pena verla.
ResponderEliminarNo caerá esa breva. De darnos la razón, digo. Fui yo. No me aparecía el link en su totalidad y lo pegué de nuevo. Pero me di cuenta luego de que efectivamente estaba completo, así que lo suprimí... Y usted bandida ¿sabía de buena tinta que se trataba de mi persona? ¿Había ciertos aires de ironía sutilmente camuflada por ahí?
ResponderEliminarSi no es así, siento haber borrado el misterio de un plumazo. :-)
Me voy de nuevo con mi amigo Thomas Pynchon y su "Arcoiris de gravedad", que me trae locooo.