sábado, 30 de enero de 2010

Abandone la estación


"Predict the day the night's never ending"
Ladytron

Tenía la certeza de que no llegaría a tiempo, pero igual corrí. Lo hice por gusto. Por pura diversión. Corrí por necesidad, por impulso. Corrí porque es muy grande la tentación de atravesar a toda velocidad los pasillos blancos y desiertos de una estación. Corrí porque sonaba en mis cascos Predict the day, de Ladytron. Corrí porque eran las dos de la mañana y si no me daba prisa, perdería el último vagón a casa. Corrí por eso y por unas cuantas cosas más. Cuando llegué al andén, sólo quedaba un vigilante y una chica rezagada que daba la vuelta en dirección opuesta. Ella saldría por Príncipe de Vergara, yo por Avenida de América.

“Fin del servicio. Por favor abandone la estación”. El anuncio en el andén me pareció una pagoda tartamuda y descortés. Me di la vuelta, esta vez con pereza. No me apeteció correr. Sentí la boca pastosa y acalambrada, un puñetazo de frío y cerveza. Dos y cinco de la mañana. Cinco grados y viento suave. No está mal caminar entre barredoras y coches de policía. Mañana, cuando amanezca, conduciré al aeropuerto, pensé mientras pasaba frente al parque Eva Perón. El semáforo está en verde. Enciendo un cigarro. Doy caladas mientras cruzo y escucho, de nuevo, al Sr. Chinarro. Son las dos y cuarto. Voy camino a casa. No tengo frío y hace rato ya que he abandonado la estación.

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