En una redacción bastante más decorosa que ésta, David Gistau escribió en su Barra Brava de los lunes una ácida ciruelita en el manual de las apreciaciones. No puede atribuírsele el fruto seco al columnista, pero tampoco regateárselo. Decía el rabioso periodista: si en literatura hay que hacer una diferencia entre los que hacen frases y dicen cosas, en el fútbol hay que distinguir a los que hacen jugadas de los que juegan. Se refería, por supuesto, a los merengues del sábado pasado.
Obsesionada como estoy últimamente por los cortes de pelo y la simetría de las autovías, se me ha ocurrido comparar el asimétrico corte de pelo a lo Victoria Bekcham con la estructura actual del conjunto merengue: una abundante melena delantera y severo trasquile en la nuca (de ahí lo indecoroso y reprochable de este post). “Un corte de pelo puede ser asimétrico, un club de fútbol no”, me respondió mi esposo con una cierta indignación por la barbaridad que acababa de decir.
Prefiriendo la ácida ciruelita de Gistau a la deslucida comparación de un corte de pelo, los merengues hacen de perezosa yema que no levanta en suspiro. Mal de amor de la primera jornada y morbosa apostilla del sorteo de la Champions, el rabioso Madrid sufre de un Xabi del juicio y de un cariado y purulento Arbeloa en su afilada dentadura. Que hay que darles tiempo, dice García Caridad. Que la cosa está muy cruda y la liga muy tiernita. Que el césped anda aún sin estrenar. Que si el mercado de fichajes aún no estaba cerrado. Que si la ciruela o el barbero.
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Mi enciclopedia europea del fútbol, mi cerveza sin alcohol de mierda y yo nos entendemos, a golpes, con el televisor y las futbolerías. Hacemos lo que podemos. Pedimos una borrachera o una fiesta como las de los azulgrana. Fútbol, coño, futbol. Como el que hace Villa cuando se calza sus botas azul asturiano y, cual Pelayo, agita las cuerdas en la red del oponente.
Mi enciclopedia europea del fútbol, mi cerveza sin alcohol de mierda y yo nos entendemos, a golpes, con el televisor y las futbolerías. Hacemos lo que podemos. Pedimos una borrachera o una fiesta como las de los azulgrana. Fútbol, coño, futbol. Como el que hace Villa cuando se calza sus botas azul asturiano y, cual Pelayo, agita las cuerdas en la red del oponente.
JAJAJAJAJA, "los merengues hacen de perezosa yema que no levanta en suspiro"!!! Demasiado bueno querida Karina, ya soy fan de las Crónicas Barbitúricas. Sólo alguien realmente inteligente escribe como tú y no lo digo por lo de ser merengue o no, sino por el sarcasmo tan inteligente! Lo disfruto full! A ver si dejamos correr adrenalina viendo algún partido de la Liga Española juntas!!
ResponderEliminarCuando usted diga nos sentamos a ver un buen juego, ya sea de la liga Española, la Champions o la Prémiere... Yo me estoy haciendo fútbol-adicta.
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