miércoles, 26 de agosto de 2009

Tres horas y 18 segundos



"Estábamos, señores, en provincias
o en la periferia, como dicen,
incomprensiblemente desnacidos"
José Ángel Valente. Tiempo de guerra

Dejé todo, he traído una alianza y poco más de 40 libros. El resto siguió en su sitio. Desde entonces visto un reloj que marca, eterna y puntualmente, las tres y dieciocho segundos. No es mío. Me lo han prestado por unos días.

Tres horas y dieciocho segundos. Los de una tarde, o una madrugada, que podría ser cualquiera de las que han ocurrido antes. Cualquiera de las que he perdido desde mi muñeca. Un café a solas. Dos caladas de más. El sol rompiendo las ventanas del auto. El sueño silencioso de la almohada, o la hora de un vuelo en la pantalla de un aeropuerto.

Él, el reloj quiero decir, lleva consigo los momentos exactos que ocurrieron y el minuto justo en que dejaron de ocurrir. Los colecciona allí, en su estropeada esfera. He intentado, pero no encuentro relojero capaz de repararlo. Por eso no respondo si me preguntan cuánto falta. Visto mi mano con el atuendo del naufragio.

9 comentarios:

  1. Sólo Dios tiene el reloj perfecto...por eso dicen..."el tiempo de Dios es perfecto". El chino tiene su hora, el astraliano la suya, el español va a dormir ahorita, esta venezolana que está trabajando dice subjetivamente que son las 5.46 pm (de donde?) y hace una semana para mi, el reloj mostraba media hora más que en Venezuela y estaba aquí al lado, en Aruba. La próxima ves que me pregunten la hora, repreguntaré....donde?

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  2. Oye sí mujer, aunque hay horas universales, como este gustazo que me dá leerte en este barbitúrico blog. ¡Un abrazo chama! ¡El 29 arranca la ligaaaaaa!

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  3. Estimada KSB,

    Muchas veces el mejor relojero somos nosotros mismos, pero de eso nos cuesta mucho darnos cuenta.

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  4. ¿Me recomienda usted, Antonio, alguna pinza para mi averiado reloj?

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  5. No tengo capacidad de recomendarle nada. Yo escucharía mi corazón, la máquina de nuestro particular reloj físico y emocional.

    Piense que muchas veces, aunque busquemos, no queremos conseguir al relojero. O buscamos sin encontrar porque somos nuestro propio relojero.

    Pero, estimada KSB, ¿Quiere usted arreglar su reloj?

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  6. Ya tiene usted lo mas importante. No dudo entonces que el reloj funcionará.

    No piense en aquello que viste su mano como el atuendo del naufragio, porque sólo será naufragio si usted quiere. Busque en su mano, en su corazón, a lo mejor, allí, escondida, tiene la respuesta, la pregunta, o encuentra usted un relojero.

    Es usted intrigante estimada KSB.

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  7. Dejemos el reloj en la hora señalada. No lo apures, no lo adelantes ni lo retrases El se movera al ritmo de tus alas, igual que se mueven las aguas de los rios cuando buscan su cauce.Te amo
    Tia Elsa

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  8. deja que esa mano con la sola alianza navegue la horas, deja al reloj impasible, él sólo marca una hora sideral, un momento de cruce ante cualquier puerta del universo...la mano, regresará, llena de minutos, de ráfagas, de memorias...
    bello texto karina. un abrazo desde el otro lado de las horas.

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